[ACTUALIDAD][CRÓNICA] «Chile: Incertidumbre de Noviembre»


Por Christian Reyes desde Santiago de Chile
para Radio Portales de Santiago
🇨🇱 y thejournalist.es 🇪🇸

 

Los Prisioneros, Sol y Lluvia. Víctor Jara. El cancionero popular con himnos que apelaban a la necesidad de cambios en décadas de la dictadura de Augusto Pinochet hoy vuelve a sonar en Santiago y el extenso territorio que se ha hecho partícipe exigiendo cambios que nuevamente llevan a Chile a ser un caso digno de estudio.

«La Suiza de Latinoamérica se cae a pedazos» recitan algunos blogs. Y es que a diferencia de otros países de la región, Chile tiene una inflación controlada menor al 3%, el dólar y un peso en buena relación, desempleo entre 6 y 8%, el ingreso pér cápita más alto de Latinoamérica por 14 años (3.458€ euros trimestrales) y pese a la recesión reinante en el mundo, crece entre 2 y 3%. ¿Qué sucedió entonces? Pese a que la CEPAL sostuvo que el país redujo la pobreza entre 2015 y 2017 de 13,7 a un 10,7%, las carencias en la calidad de vida de las personas, más allá de los números, son el gran gatillante de esta catarsis social.

La sociedad que funcionó como gran ejemplo de las ventajas del capitalismo y el libre mercado, en sus sombras, fue engendrando un tumor maligno en sus entrañas por casi 40 años, donde al margen del civismo de la llamada «buena política» y erigirse prácticamente como el país con más tratados de libre comercio en el mundo, el dinero y su influencia lo es todo en el día a día de sus habitantes; hay salud, educación, vivienda y pensiones entre otras áreas socialmente sensibles pero a un costo desproporcionado de años de vida o de bolsillo. Todo está ahí pero no al alcance de todos, dando pie a una desigualdad insultante que pese a los titulares de la prensa mundial, a los economistas más galardonados no les sorprende.

Acá no hay desabastecimiento pese a la ola de siniestros de fuego y saqueos de supermercados por descontentos y delincuentes de los primeros días pero tampoco hay normalidad especialmente en la capital tras la quema de estaciones del tren subterráneo, cuya alza en las tarifas para la mitad del país que vive en la capital fue la chispa que encendió este polvorín social donde el Gobierno de Sebastián Piñera es responsable merced a una seguidilla de malas decisiones digna de un desafortunado manual.

Del oasis a la guerra

El Mandatario pasó en cosa de días a atender a la prensa diciendo que Chile es «un verdadero oasis» dentro de una «América Latina convulsionada» a reaccionar sobredimensionadamente a manifestaciones estudiantiles por el alza en el valor del pasaje de Metro que ya llevaban más de una semana aplicándose. Desde el lunes 14 al jueves 17 fueron cuatro jornadas con llamados a evadir masivamente los torniquetes de parte de los secundarios mientras el viernes 18 tras manifestaciones focalizadas en Santiago la respuesta del Gobierno pasó por reforzar la fuerza policial con dureza.

Para la noche de aquel viernes, en rigor el día 5 de movilización, tras ser sorprendido por la crisis en una pizzería de un sector acomodado de Santiago mientras ardían las primeras estaciones, la situación no mejoró. Para el sábado 19 la declaración de zona de emergencia con el nefasto simbolismo de los militares en la calle y toque de queda con restricción a las libertades fueron el triste prólogo de «apagar el fuego con bencina» ante un estallido social que por supuesto despertó la solidaridad desde las regiones. Llegando así el domingo 20 con una amarga guinda semántica: «Estamos en guerra».

Desde entonces, tras una docena de días, una marcha de un millón y medio de personas solo en Santiago (el 10% de la población del país), las movilizaciones en regiones y crecientes y preocupantes cifras que incluyen una veintena de muertos, heridos, detenidos y denuncias por torturas y violaciones de derechos humanos, el Ejecutivo ha hecho cambios en su gabinete e impulsado una agenda social que curiosamente no ha considerado hasta hoy voces de estamentos populares o gremios.

Noviembre será entonces el lienzo en blanco donde promesas como una Nueva Carta Fundamental o cómo representar en la discusión de Presupuesto en el Congreso Nacional los gastos de esta nueva agenda aparecen como pétalos para esta primavera chilena marcada por el despertar social. Cómo lidiar con el mundo (la cita de APEC es en Chile) y con los propios chilenos para que retomen sus rutinas sin olvidar que quieren cambios urgentes para acceder a una mejor vida más allá de gráficos y cifras macroeconómicas es el gran desafío para Sebastián Piñera y los suyos. No es fácil, no cuando la «Revolución de los 30 pesos» demostró que los grandes montos y flechas de crecimiento no importan cuando se mueren tus abuelos por falta de salud o tus hijos no estudian por falta de recursos.

Las lecciones están pero hasta ahora se respiran más bombas lacrimógenas que aires de cambio.

[ACTUALIDAD] [CRÓNICA] «18/10, cuando Santiago sí fue Chile»

El dicho popular desde diferentes zonas de un país tan extenso como Chile es que aunque Santiago, su capital, concentre la mitad del total de sus 18 millones de habitantes, «Santiago no es Chile». El viernes 18 de octubre de 2019 ese verso tuvo un matiz avalado por una sentida sentencia desde diferentes rincones de la patria, incluso desde quienes viven en otras latitudes: La gente está cansada.

Sin embargo, la catarsis ciudadana o el estallido social como se ha descrito estuvo muy lejos de ser un hecho que pudiera sorprender a los chilenos, más bien la pregunta que cada uno guardaba para sí más que el «cómo» era el «cuándo». Y esa chispa que detonó el polvorín de una sociedad gastada en las confianzas sencillamente se tomó el alza del tren urbano como la gota que rebalsó el vaso. El Metro de Santiago que acumula fallas técnicas, alto costo, incomodidad soportando hasta siete personas por metro cuadrado en sus vagones, ambiente hostil y que por otra parte suma anuncios del Gobierno con nuevas líneas de costos astronómicos mientras las otras regiones observaban incrédulas. La mitad del país no habló, protestó, incluso perjudicándose a sí mismos pero lo asumió como la única forma de ser tomados en cuenta, porque simplemente ser oídos no bastó y fue otro de los ejercicios inútiles que se quedaron en los eslogans de campañas políticas.

Y el disimulo de los ciudadanos ni siquiera fue repentino, había sido manifestado hace días con sus caras más jóvenes, los estudiantes. En rigor el viernes 18 fue el día 5 de evasión masiva en el ingreso a las estaciones del subterráneo. El prólogo habían sido enfrentamientos, destrozos, excesos de turbas y de policías. Violencia y consignas cruzadas de gente heterogénea caminando codo a codo por las calles candentes y cargadas de gas lacrimógeno. Pero a diferencia de Venezuela, Ecuador, Brasil, Perú o Argentina, la crisis gatillada en Santiago de Chile más que política es social, acumulativa, evidenciada por el valor de un pasaje de transporte pero sumada al descontento de vivir con sistemas deficientes y de marcada desigualdad en salud, educación, previsión, servicios básicos, solo por nombrar algunas áreas de larga data y otras más contingentes como la peor sequía de su historia mientras el agua está en manos de empresas privadas.

Los errores políticos fueron otra piedra en manos de los vándalos que no diferencian una protesta con un motivo social de la mera delincuencia. El Gobierno de Sebastián Piñera envió fuertes contingentes policiales a contener a los evasores y las manifestaciones en las calles y el resultado fue obvio. Un fratricidio absurdo enardecido por videos de redes sociales con encapuchados destrozando todo lo que encontraban y policías sobrepasados presas del descontrol.

Errores políticos

El Mandatario, recién 12 horas después del inicio de la jornada más cruda tomó la palabra. Si bien imágenes de esa misma noche celebrando un cumpleaños familiar en una pizzería en un barrio acomodado mientras buses y una veintena de estaciones de metro ardían fue un infortunio injusto, más tarde cuando a medianoche la autoridad habló fue un disparo en los pies de su entera responsabilidad; Piñera comentó someramente el alza por «razones técnicas» del pasaje en el tren y las emprendió contra «la acción de verdaderos delincuentes, que no respetan a nada ni a nadie” aludiendo a los saqueos. No asumió nada más, ni siquiera sus cuatro años anteriores de 2010 a 2014 en su primer período o frases desafortunadas de sus ministros como que para ahorrar el chileno «debía levantarse más temprano». Afuera, en las calles y comunas de una ciudad marcada por la desigualdad y el clasismo, jubilados, amas de casa, estudiantes y profesionales hacían sonar pitos, ollas, bocinas y latas aún de madrugada para compartir la indignación exacerbada con las palabras de un Presidente que claramente no entendió el sentido de una protesta y solo se quedó con la brasa final de un siniestro mayor.

 

Estado de emergencia para la capital con militares en las calles, haciendo volver fantasmas del pasado. El Gran Santiago sin eventos masivos, cancelación de festivales, conciertos, fútbol y marchas. No habrá servicio del tren con sus 140 kilómetros y 136 estaciones hasta nuevo aviso, buses a lo lejos y ya se está convocando a nuevas manifestaciones tras un fin de semana lleno de cicatrices en las calles de Santiago. Habrá que ver que si las heridas sanan a pocas semanas de la Cumbre de Líderes de APEC (16 y 17 noviembre) con Donald Trump incluido, la final de la Copa Libertadores de América (23 noviembre), la COP 25 (2 al 13 diciembre) más otros eventos locales.

No es solo que proporcionalmente a los salarios los santiaguinos paguen de los pasajes de tren más caros del mundo (1,17 dólares / 1,05 euros en hora punta) y en ningún caso la verdadera «noche de purga» en la metrópoli se debe únicamente a los 30 pesos del alza. El caos de la noche en que Santiago sí representó el malestar de todo un país y recibió una atípica solidaridad por ello, pasó por una acumulación de descontento, una revolución subterránea que emergió desde los túneles del metro y donde por ahora, como única respuesta de quienes tienen el poder, aún no se ha declarado «toque de queda».

Santiago habló por los cansados de un país, los que dejaron pasar generaciones de malestar. ¿El costo y los resultados de este desatado berrinche? solo el tiempo lo dirá.

Christian Reyes /
Santiago de Chile
para Radio Portales de Santiago y
thejournalist.es

[DISCO DE LA SEMANA] [CANCIONES+RECUERDOS] “Mano Negra, Best of ” (1998)

«Tu me haz dado mala vida…!». Si bien el disco compilatorio de Mano Negra es del 98 comenzó a sonar por mis tímpanos con mayor fuerza en el inicio del milenio en el Barrio Brasil, mucho más precario que hoy, más artesanal, con negocios más rústicos, artesanos de cuneta, grupetes merodeando y menos sofisticación. Los únicos extranjeros no vivían hacinados en casonas del sector sino que eran turistas que coincidían en los boliches con estudiantes de La República, el Icel, Cepsa o el John Kennedy además de quienes vivíamos ahí arrendando piezas, en general jóvenes solos en pegas usualmente infames o estudiando, pero integrados al entorno.

Ricardo y Jaime. 2 baluartes del barrio brasil.

Si teníamos hambre podíamos ir al carrito de las tías en Manuel Rodríguez junto a los radiotaxis, jugar pool en el Cristy’s mientras nos comíamos unas papas o un completo, hablar por teléfono en el público o las cabinas del Punto Com que cerraba a medianoche, a veces después. Para la sed podíamos ir con envase al pasaje o a la carnicería de Lautaro en Moneda que también tenía botillería y donde varias veces fui por unas marraquetas y mortadela y terminé saliendo mareado tipo 4 de la mañana luego de tertulias maravillosas con la cortina del local abajo. Para los extranjeros o los olvidadizos de sus cigarros la Shell podía auxiliarte pero tenías que estar dispuesto a pagar más. En esos tiempos ni siquiera había cajero automático, sino que aparecieron poco después. De los clásicos centros de encuentro el «Le Croag«, My House y su palmera en el patio junto a la música, el café Link, Baires original de Catedral, el Mesón Danés de antaño o lo saturante de El sótano, donde cuando no habían asientos te sentabas en una jaba y nadie reclamaba. La cerveza a mil pesos o incluso menos. Pocos de estos antros más al norte de la plaza excepto el Entrelatas en la entrada con Alameda. Un icono para los más rockeros es La cafetera sin duda y para una onda más piola en pareja el Pepperonni en Huérfanos antes de la esquina con Brasil. Si preguntan por el Bajón, apareció después y el «2007» ni hablar, casi millenial. Sigue leyendo

[EN VIVO] De Phil Collins a Depeche Mode: Loca semana británica en Santiago

*En menos de una semana tres grandes nombres de la música anglo llegaron para presentarse en vivo en Santiago y los matices fueron inevitables.

Marzo de 2018 quedará marcado por la visita desde Reino Unido de tres sonidos con sello propio, solo compartiendo la cuna y la devoción de los chilenos que presenciaron sus shows en forma masiva. Espectáculos que sobretodo en algunos casos difícilmente se repetirán y donde las lecturas tienen más de un matiz.

El jueves 15 de marzo tuvo lugar uno de los más inesperados regresos a los escenarios en vivo. Phil Collins, la leyenda, volvió -independiente de las especulaciones sobre los motivos- pese a las evidentes muestras de merma física que presenta, a estar cara a cara con el público nacional. Si bien tiene 67 años, la salud le pasó la cuenta y claramente ya no es el mismo. No es una crítica, es un hecho. Aún semi postrado mostró clase y entrega.

Posiblemente fue igual de sorprendente que la asistencia fuera la más numerosa de los espectáculos del último tiempo para un solo show. El coliseo ñuñoíno se repletó de muchas parejas de edad media ávidas de clásicos con la voz característica del ex Genesis, que dejó todo por llegar a los altos mientras una banda de excelencia le seguía como soporte aunque sin disimular que el londinense iba obligadamente una velocidad más lenta, sin la jovialidad y fuerza de antaño.

Su caso fue el de un recital de auto homenaje, de tributo propio compartido por el sentimiento de los espectadores que reeditaron en sus mentes los mejores momentos de un repertorio reconocido, incluso para darse maña de dejar éxitos al margen. Su hijo en la batería y una duración más acotada fueron otra representación del momento actual, a propósito del elocuente «Not dead yet Tour» (…).

El día 20 Gorillaz y su aparataje visual como pilar de su presentación recrearon su mundo en el Movistar Arena donde los devotos de Damon Albarn tuvieron la oportunidad de verlo frente al telón dos décadas después del comprobado éxito de su experimento musical, entonces paralelo a Blur.

El Gorillaz Humanz Tour estuvo a la altura y los registros lo comprueban. Una consolidación que pese a no estar en su mejor momento salda una deuda con sus fanáticos de este rincón del mundo, incluso regalando un hit que pronto sonará en las radios del mundo. «Hollywood». El pulgar arriba fue elocuente entonces para quienes asistieron al Movistar Arena y premiaron no sólo por considerar Chile dentro de la gira sino dieron una merecida ovación a las particulares atmósferas creadas por el grupo humano – virtual que se dejaron ver frente al telón de sus representaciones con los más reconocidos «Clint Eastwood», «Feel Good Inc» o «19-2000», además de otras menos difundidas como la bellísima «Melancholy hill». Una visita inédita y difícilmente repetible en el futuro.

Acto seguido el día 21 Depeche Mode hizo que sus seguidores quedaran cortos en conceptos sobre el recital brindado nuevamente ante más de 45 mil personas en el Estadio Nacional. «Maravilloso», «Grandioso», «Una locura» o «Mágico» fueron parte de los comentarios más reiterados tras más de una hora tres cuartos de una banda «Clase A», de esas de otro nivel, increíble, que vale la pena ir a ver.

Dave Gahan como maestro de ceremonias cual showman por el cual no pasan los años. Un Dorian Gray de la escena con una voz y carisma de renglón aparte. Casos como él hay pocos. Y por supuesto despunta en su forma Martin Gore, escudero fiel y artífice del éxito de un sonido eterno. Lo disfrutaron desde el escenario y eso trascendió hasta la butaca más lejana de un Nacional delirante entre bailes liberadores y algo de olor a hierba.

Como suele ocurrir con estas mega bandas, el puñado de éxitos que quedó fuera del playlist solo demuestra que se trata de monstruos de la música de todos los tiempos y su performance reciente califica dentro de lo mejor del año y deja con gusto a poco sabiendo que se trata de una visita que se da -con suerte- cada diez años.

Una semana loca, cargada de acento británico, en diferentes tonos y para distintas generaciones, en un año que apenas comienza y ya deja más de una docena de recitales anticipando un 2018 jugoso en ganancias para las productoras y que pone a prueba -otra vez- las finanzas de los fanáticos.

[EN VIVO] «Cirque du Soleil: Sép7imo día, no descansaré»

Es increíble y no deja de sorprender el arraigo que desde Chile tenemos con Soda Stereo, ya sea por el carisma del eterno Gustavo Cerati, la sensación de que no volveremos a verlo o por el mero hecho que nos evoque una época de nostalgia bella, sea cual sea la razón, todo lo que nos inspire los acordes del trío aquel hoy casi por obligación nos convoca a ver de qué se trata. «Cirque du Soleil» toma el guante y con buen ojo monta este show «Sép7imo día: No descansaré», de cerca de hora y media que deja algunas muecas al margen del festín creativo en escena.

La función suena a Soda Stereo, se inspira en Soda Stereo y lo explota como temática que recrea libremente y fiel a sus cánones, pero claro, aunque suene de perogrullo, no es Soda Stereo. Aún así hay detalles que no dejan de llamar la atención, como el hecho que se trate de un espectáculo músical y no haya instrumentos -sonando- en escena, siquiera para reforzar el mensaje. Si bien se trata de verdaderos video clips escenificados en vivo por los artistas circenses, a veces con mayor o menor éxito, esa irregularidad es la que provoca la mueca sobretodo cuando la línea argumental, el hilo conductor no queda tan claro como por ejemplo en «Nada Personal», el experimento teatral musical de Matías Oviedo.

«La función suena a Soda Stereo, se inspira en Soda Stereo y lo explota como temática, pero aunque suene de perogrullo, no es Soda Stereo…»

No pedimos a Charly Alberti y Zeta Bosio tocando, pero si hasta Giolito se pegó un 360° en Viña del Mar es justo esperar algo más que un diábolo en escena para algunas canciones emblemáticas. Todo vale para apelar a la nostalgia y en la dispersión más de algún dardo da en el blanco, incluso con espacio para lo emotivo.

Destacar dentro de lo mejor, el mix creativo de disciplinas artísticas, plásticas, actorales, circenses, de vestuario y montaje que son acordes a lo que uno espera de un show de esta envergadura. No sería CDS sin los juegos de colores y buen uso de la escena. También suma la inédita posibilidad para que el público siga de pie el espectáculo, un acierto innegable.

El desafío de adaptarse a diferentes lugares en medio de una gira por múltiples países y coliseos es un factor que incide, no hay duda, pero el gusto a poco es innegable y honestidad por delante, lo anterior hace que «Sép7imo día» no sea un imperdible o al revés, un sucedáneo soso de Soda Stereo, si no una suerte de electivo emocional nostálgico que termina evocándonos la banda en sí y sus melodías, más que las piruetas que se pagó por ver, que quedan casi de anécdota.

[EN VIVO] Laura Pausini derrochó talento y gracia en tour «Similares»

lpau02*La cantautora italiana justificó la amplia convocatoria del público para ver su más reciente espectáculo «Similares», donde dejó claro que es una artista de características únicas.

Poco queda de esa chica italiana tímida que tras imponerse en San Remo llegó a Chile en la primera mitad de los años noventa para meter varios hits inolvidablemente románticos. Hoy si bien la fortaleza de Laura Pausini se mantiene en dicho estilo, tanto su desplante como currículo musical han crecido a niveles fuera de lo esperado.

Cuesta encontrar ejemplos donde artistas tan exitosos y amigos del bajo perfil generen tanta empatía con el público aún cuando muchas veces no todos sean fieles a sus canciones. Ya en Viña del mar 2015 su presentación rompió todas las expectativas y barrió con quienes subestimaron su invitación al certamen, derrochando hits que de inmediato se asociaron como antaño, a las parrillas diarias del dial romántico chileno y en una cantidad sorprendente.

Madura, festiva y con una voz tan sólida que abruma por su temple, Laura Pausini hace parecer sencillo un show bien estructurado, donde no deja duda alguna de su talento e integralidad como artista a más de dos décadas de irrumpir en las listas musicales de nuestro país. Sigue leyendo

[EN VIVO] Los Fabulosos Cadillacs: El show continúa (y tiene para rato)

lfc*Aunque se trataba de la promoción de su último disco, los argentinos saben que cada perla de antaño que regalan es el equivalente a un invaluable viaje en el tiempo para sus seguidores. La fiesta tiene para rato.

Que Vicentico ya tiene su carrera como solista, que la banda está en receso o que se reúnen para recaudar dinero ¿qué hay de malo en aquello? Lo cierto es que cada vez que «Los Fabulosos Cadillacs» pisan tierra chilena derrochan la misma calidad de sus días de gloria o mejor dicho, cuando eran más jóvenes, porque la esencia de ayer perdura en roble hasta hoy, y añejado todo es más dulce.

Su último disco conceptual (relata una historia que avanza en las canciones) «La salvación de Solo y Juan» matizó una velada que comenzó sin aprontes y luego de un video promocional del trabajo mencionado, los hits mil veces bailados buen pudieron emocionar a muchos al tiempo que la masa que repletó el Movistar Arena no dejaba de sacudirse, es que en realidad los Cadillacs nunca han dejado de sonar por estos lares.lfc2

Es cierto que este último álbum vuelve a desnudar la esencia de fusión de ritmos que poseen «LFC», descolocando a algunos, pero es precisamente ese factor el que se guarda tras sus éxitos más conocidos y que viene a instalar temas nuevos que no aparecían desde 1999. Claro, hubo compilatorios, adaptaciones y covers pero en esta oportunidad la apuesta viene a desempolvar las glándulas creativas que Flavio y el propio Vicentico decidieron plasmar en un disco.

El recital en sí tiene sus momentos altos y otros más exploratorios a propósito de canciones menos conocidas junto a las debutantes, pero por más de dos horas mantiene al público atento a lo que ocurre en el escenario, donde se roba la atención el show aparte del artista plástico argentino Jorge Alderet -Dr. Alderete- que está muy inmerso en la estética de este álbum y cuenta con reconocido cartel en Argentina. Él dibuja en vivo digitalmente un sinnúmero de figuras que acompañan a las canciones y que se proyectan gigantes en el fondo del show: Es decir, cada concierto es único además por este factor. Sigue leyendo

[eXprimiendo la Web] La guía de los tugurios

bar serenaDeambulando por la web, aunque son varios los portales y guías que ahondan en la variedad de antros y bares de la desdeñada capital chilensis, di con un blog bastante bien hechito, con más contenido que parafernalia y que registra los principales puntos del chupar criollo.

«Bares y pubs miserables para parceros y parceras» es el nombre del sitio que, lamentablemente como suele ocurrir, ha pasado tiempo sin actualizarse.

Pese a esta contra, la autodefinida «guía comprehensiva, genealógica y bestiario de sucuchos, bares y pubs de Santiago de Chile para disfrutar» es un aporte indudable y los llamo a considerarla.

Honores a su autor «Parcero bueno» y para muestra un botón:

Sobre el eje universitario Makalú/El Cerveza: «Alcoholizados jóvenes en la flor de su vida entran y salen desde las 12 del día hasta altas horas de la noche (viernes y sábado son la excepción ya que los bares cierran más tarde), oficinistas del sector también abundan. No puedo hablar mal de estos locales ya que he disfrutado muchas veces en ellos a pesar de que aburre lo plano de la experiencia en ellos, volver a ir es como un deja vú».

Otro, del K-Zador: «…También tiene una vieja campana que exhibe las abolladuras de años de ser tañida por el borrachín de turno y una notable fuente de agua, hoy inhabilitada y que ya sólo sirve para hacer tropezar al parroquiano novato en el local. Tiene un wurlitzer (a dos gambas) orientado al metalero y al nostálgico del rock ochentero en español. Si estás de suerte, el barman-cajero lo libera, regalando temas y haciendo felices a quienes prefieren invertir todo su capital (K) en alcohol».

El huaso Carlos, «con huevo duro a 200 pesos, y la pichanga a 1500» o el Bar Serena donde «el garzón Don Manuel, que bordea los 80 años es un personaje al igual que Don Hernán en la barra» son sólo algunos de la lista de hitos urbano-guachacas (de los de verdad, sin gremios) que no se puede dejar de examinar.

Un hallazgo que ojalá renazca, porque hace falta, recuerda viejos tiempos y hace honor a ese peculiar enunciado de «la Báltica no se mancha».